Rosarina, ex-usuaria del tren. Recuerdo tomar el tren para viajar junto a mi mamá, mi abuela y mi hermana mayor Susana. Íbamos a visitar a unas tías que vivían en San Jerónimo. Viajar en tren era una aventura para Susana y para mí, era más emocionante el trayecto que llegar a destino. Aunque el viaje era aburrido, no había mucho para hacer en los vagones que casi siempre iban llenos de gente, mirábamos el paisaje y esperábamos al vendedor de golosinas y café que siempre traía cosas ricas.